Indeleble da voz a las experiencias del tatuaje, tejiendo relatos tanto desde quienes los portan como desde quienes los crean. En este diálogo, el tatuaje trasciende su función estética para convertirse en un proceso de colaboración creativa, que emerge del intercambio, la comunicación y los gestos de cuidado.
Indeleble reconoce al tatuaje como un monumento íntimo, para la remembranza de la memoria individual. Cada sesión se convierte en un ritual -una experiencia simbólica que involucra preparación, protocolos, diálogos y emociones; es un espacio donde tatuador y cliente convergen por objetivos personales y artísticos.